Exposición Homenaje al Maestro Aurelio Macchi
Un espacio, tableros, caballetes, jóvenes alumnos de un taller donde el arte era una sagrada religión.
El silencio permitía escuchar las huellas que se dejaban sobre el barro, la marca de la herramienta, la carbonilla sobre el papel.
El té y las palabras en clave de nuestro querido maestro.
La importancia del carácter del modelo, los volúmenes cóncavos y convexos, la estructura y las proporciones que sostenían los objetos nos permitieron ver y mirar de otro modo nuestro entorno.
También nos hablaba de los grandes maestros, Miguel Ángel y Fidias, Rembrandt , Modigliani, Picasso, Rodin y Barlach, sin olvidarnos de Zadkine quien fuera su propio maestro.
Los pintores y escultores argentinos también tenían un espacio en las conversaciones del taller, la austeridad de los pintores de “La Boca ”, la sensibilidad de Victorica, el compromiso político de Berni, Yrurtia, Fioravanti, y las anécdotas de sus inicios como ayudante de escultor.
Los condimentos que hicieron de Macchi un maestro singular están ligados a la aguda percepción y conocimiento que tenía de cada uno de sus alumnos.
Un gesto, una palabra ,una mirada al trabajo bastaba para saber por donde seguir, qué camino tomar para encontrar aquello inasible, que al igual que el horizonte se aleja cuando pensamos que nos estamos acercando.
Macchi nos ha dejado grandes enseñanzas tanto en sus obras como en sus clases, muchos escultores y pintores argentinos han pasado por su taller como también por sus cátedras en las escuelas de arte.
Fue hace un par de meses, cuando Aurelio se fue que un grupo de alumnos sentimos la necesidad de rendirle un homenaje a través de una exposición que pueda dar cuenta de la multiplicidad de discursos que una misma enseñanza deja como impronta en la obra de quienes han recibido su legado.
Ester Suaya
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